Besos robados
He visto tantos amaneceres
en tus caderas que extenuado,
mis manos sólo supieron
de esos versos anidados en ti.
Me trae el aire aquel olor
de los besos robados.
La idea exacta de quien eres.
Te quiero aquí y ahora
asesinando el deseo en cada beso.
Poniendo en mí el misterio
de tu delicadeza en mi cuerpo,
y esa inmensa ternura derrochada.
Me gusta pensarte en las horas
sosegadamente cuando no te tengo,
y me abandono al ostracismo de las sombras
que te nombran en el rincón oscuro del tiempo.
Me mata la nostalgia si no estás,
pero me salva tener memoria para aullarte
aunque sea desde lejos.
Eres esas maravillosas ganas
cuando te pienso,
y el ímpetu natural
de un corazón hecho verso.