El encuentro
Las olas se desperezan sobre la playa y el seseo de la espuma me acompaña por la orilla. El sol arrebola el horizonte y vislumbro, entre los primeros paseantes, esa sonrisa en la que tanto nadé. Se acerca bajo una mirada de sorpresa y de antigua complicidad. Los besos en la mejillas se deslizan en el extraño roce de la nostalgia. Las frases del paso del tiempo y lo poco que hemos cambiado, nos disfrazan detrás del humo de nuestras cenizas. Rescoldos heridos por el hielo de los años ausentes. Declino la invitación a tomar un café y la aplazo a otro día aún por dibujar en el calendario. Nos despedimos. La mar va borrando nuestros pasos sobre la arena. Y, durante unos instantes, siento la tentación de girarme, correr y decirle: aquella historia no estuvo tan mal. Pero sé que el pasado es como la ficción, niebla que zigzaguea entre realidad y espejismo.