Viejas fotografías
Entonces sólo existían tres colores: blanco, negro y, al parecer, sepia.
Entonces la niebla se deslizaba por el río y después las cigüeñas enredaban el otoño en los tejados.
Entonces las acacias no habían cubierto las colinas y el sol era tan modesto como una vela de sebo.
Entonces la costumbre de la nieve todavía alcanzaba la aldea y aún hay quien recuerda el verdadero olor de los duraznos.
Al caer la noche se contaban historias junto a la lumbre y las gallinas se burlaban de las fábulas en los corrales.
Entonces el cerdo maldecía su destino en la cuadra y los perros rezaban en las huertas por sus huesos.
Entonces había musgo nuevo y peces grises en la fuente, quien bebe sus aguas regresa siempre a este lugar.
Entonces las leyendas eran verdad y las gentes temían la oscuridad y los bosques.
En los bosques registraban los pájaros las migas del frío y la añoranza.
Entonces medían el tiempo con las vendimias y cantaban canciones alegres recogiendo los ecos de antiguos lagares, pisando rojas lluvias.
Entonces la anciana del pañuelo negro se sentaba frente a la iglesia para ver pasar el espeso viento de la tarde, para beber su sangre.
Entonces sabían gozar la quietud hasta dónde llega el tiempo.
¡Cómo nos vamos olvidando de todo lo que fue!
Aunque hemos descubierto los colores y, al menos, los pájaros siguen cantando.