¿Por qué a mí?

¿Por qué? ¿Por qué no me dejan crecer? ¡No veo mi jardín! ¿Por qué me quitan mi casa? ¡No veo mi tierra! ¿Por qué a mi padre se lo llevan? ¿Por qué a mí madre le pegan? ¡Mis hermanos lloran! ¡La muerte me rodea!

¿Por qué a mí? ¡No entiendo este vivir si mi cuerpo tiene piel y mi cara tiene ojos! ¡Tengo manos, tengo pies y ya tengo que estar solo! ¿Qué le digo yo a mi hijo si algún día lo tuviera? ¡No perteneces al mundo, no a esta tierra! ¡No tienes esperanza, por haber nacido en ella! ¡Otros cuerpos con piel, dicen, que no eres digno de vivir como él!

¿Y por qué a mí? ¡Tengo una boca, grito para que me oigan, un corazón que late, que ama y odia! ¡Unas manos que abrazan y unos pies que andan! Quiero crecer con mi gente, en mi casa, en mi jardín, cambiar balas y fusil, por risas, esperanza, amor y porvenir. Quiero tener un hijo, y decirle que lo quiero que estaré a su lado, ¡Que su madre ya no llora y sus hermanos ríen! Que juegan en el jardín de su casa, de su tierra, que puede ir a la calle y no temerle a nadie, podrá crecer en ella, y formar una familia. Que el mundo ya no está en guerra, y a mi niño se le quiere, ya puedes vivir en él.