top of page

El viaje


Llegué a mi destino bien entrada la noche después de un viaje accidentado. Horas de espera en el aeropuerto maletas perdidas...

La llegada al pequeño hotelito fue igual de decepcionante que todo el viaje pues, al llegar a deshora, no había personal, con lo cual tuve que subirme sola las maletas y acostarme sin tomar nada, dado que la cocina estaba cerrada.

Me tiré vestida sobre la cama pensando que mis primeras vacaciones en soledad no tenían nada que ver a como me las había imaginado y, pensando en todo ello, me quedé profundamente dormida.

Me despertó muy temprano un rayo de sol que se filtraba a través de la cortina; parpadeé brevemente preguntándome dónde me encontraba; me levanté de un salto y abrí de par en par la cortina saliendo al pequeño balcón.

Me quedé completamente deslumbrada. ¡Dios mío, qué maravilla! Ante mis ojos se encontraban los campos de girasoles más hermosos que nunca había visto. Al fondo, las montañas como gigantes guardianes de estos maravillosos campos. Aún conservaban en sus picos restos de nieve que a mí se me antojaban pintorescos sombreros. Los rayos de sol que se filtraban a través de ellos, conseguían el efecto deslumbrante de millones de minúsculas estrellitas de colores.

En un tiempo record estaba en el centro del pueblo, el silencio de la mañana dirigió mis pasos hasta el ruidoso embarcadero del pequeño puerto. Los pescadores estaban llegando con su preciada mercancía y la pesca, aún viva, saltaba alegremente sobre la cubierta de las frágiles barquitas.

Respiré profundamente el olor a salitre y aire sano; mis pulmones, agradecidos, se inundaron de una energía y tranquilidad que me duró todo el tiempo que pasé en este pueblito perdido.

Siempre recordaré ese viaje como las mejores vacaciones de mi vida.



Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
No hay etiquetas aún.
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page